martes, 8 de diciembre de 2009

MARIEL



Dedicado a R.P.






MARIEL













Noche de luna, noche cualquiera,


y el aire cálido del estío.


Sólo buscaba de nuevo la quimera


que desbordara mi corazón vacío.


-









Quiso el destino que te encontrara


en un tiempo y lugar equivocados,


y a despecho del mundo te aceptara


sin importarme tu presente ni el pasado.


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Desataste en mi pecho una asonada


y una horda de pasión no reprimida,


liberando la ilusión encadenada


y salvando del destierro la alegría.


-








Todavía confundidos los sentidos


en un cuarto de hotel nos entregamos,


y arrancándonos los miedos y el vestido


desnudamos el alma y nos amamos.


-








En mis brazos floreció tu corazón herido


en un Edén de amor y de belleza,


transformando en recuerdos lo sufrido


y trocando tu dolor en fortaleza.


-


Y descubriste un mundo de nuevas sensaciones


que estallaron en tu pecho esa noche que lloraste,


y sin medir el poder de tus palabras


amor por siempre entonces me juraste.


-








Pero lo eterno perduró tan sólo un tiempo


y la pasión que cada noche me entregaste


se hizo cenizas esparcidas por el viento


y buscando tu destino te alejaste.


-








Comprendí que el amor no es suficiente


y la efímera ilusión se hizo pedazos;


hoy inunda de tristeza mi presente


el recuerdo de tu cuerpo entre mis brazos.


-








Respetaré la libertad que me pediste


y aceptaré con dolor que te hayas ido.


Me quedaré con los besos que me diste


y el estúpido consuelo de haber sido.


-








Y a pesar de las promesas incumplidas,


así mi alma se llene de vacíos,


desearé que seas feliz toda la vida


aunque tengas que serlo lejos mío.


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©Horacio Benites